[San Jorge y el dragón, campeando sobre el mapa de Cataluña]

La pieza seleccionada este mes de abril es un grabado de San Jorge y el dragón sobre un mapa de Cataluña, considerado como el primer mapa impreso en Cataluña.

El grabado es una de las ilustraciones incluidas en el volumen 1 del libro titulado Sacri Supremi Regii Cathaloniae Senatus Decisiones, que recoge las decisiones de la Audiencia de Barcelona, escrito por el sacerdote y jurista Bonaventura de Tristany Bofill. Este libro fue impreso en Barcelona en 1686 por Rafael Figueró y por encargo de la Generalitat. El documento que lo acredita se conserva en el archivo de la Corona de Aragón y se especifica el pago de 77 libras a Joseph Vaquer para la plancha con la imagen de San Jorge.

La lámina muestra a San Jorge a caballo mientras clava su lanza en la boca del dragón. A un lado de la figura, se muestra el escudo coronado en forma de rombo sostenido por dos putti o angelitos, con la Cruz de San Jorge, emblema de la Diputació del General del Principat de Catalunya o Generalitat. Al otro lado, está la imagen de la Virgen (o bien la princesa, como aparece en otras representaciones artísticas), arrodillada y con gesto de oración, y la montaña de Montserrat. En el fondo del grabado se puede apreciar el mapa detallado de Cataluña, que se extiende desde el Ebro hasta los Pirineos. El relieve se representa con montañas de perfil y se indican los ríos principales y secundarios. Las poblaciones se representan con agrupaciones de edificios según su importancia. La costa está sombreada para delimitarla y el mar está rayado, con algún barco cerca de Barcelona. El mapa contiene numerosa toponimia en catalán.

San Jorge es un santo venerado en muchos países y regiones del mundo, especialmente en aquellos con influencia cristiana y en los territorios que se hallaban en la ruta de las cruzadas. En Cataluña, fue declarado oficialmente patrón en 1456, aunque su veneración ya existía con anterioridad.

La tradición cuenta que San Jorge, un soldado romano de Capadocia, se convirtió al cristianismo y perdió la vida bajo el gobierno de Diocleciano a principios del siglo IV por negarse a renunciar a su fe.