Azulejos pintados

La pieza seleccionada de este mes de octubre es un conjunto de dos baldosas de pavimento, muy sorprendentes y siniestras a la vez, procedentes del antiguo convento dels Àngels de Barcelona. Las baldosas forman parte de la exposición 1000 años de cerámica catalana. Celebrando los 40 años de la Associació Catalana de Ceràmica, organizada en la Fundació Mascort de Torroella de Montgrí, que gracias a la buena acogida del público hemos podido prorrogar hasta el 27 de febrero de 2022.Ambas baldosas son cuadradas y están pintadas de color azul con trepa, una técnica decorativa que consiste en la aplicación del pigmento -en este caso, óxido de cobalto-, sobre la cobertura estannífera con una plantilla calada o recortada. Las baldosas representan una calavera con unas tibias cruzadas, una en azul sobre fondo blanco, y la otra en reserva, cerradas por una cenefa.
 
Estas dos baldosas forman parte de un conjunto más numeroso repartido por diversas colecciones. En algunas publicaciones aparecieron como procedentes del monasterio de Santa María de Jonqueres de Barcelona, y se explicaba que las baldosas blancas correspondían a las sepulturas de monjas novicias, mientras que las más oscuras estaban destinadas a las monjas profesas. Pero, posteriormente, sabemos que proceden del convento dels Àngels de Barcelona, que fue vendido al empresario y político Damià Mateu (1863-1935) en 1906, y que a partir del año 1924 pasó a formar parte del almacén de hierros y de los talleres de coches de la fábrica Hispano Suiza en Barcelona. Las baldosas, por indicación de los nuevos propietarios, fueron extraídas del almacén de hierros.

Des de la Edad Media, la calavera es el símbolo de la muerte en el cristianismo y significa “memento mori”, que quiere decir “recuerda que vas a morir”.