Plato perdiguero

La pieza que presentamos este mes de septiembre es un plato perdiguero que actualmente se puede ver en la exposición 1000 anys de ceràmica catalana. Celebrant els 40 anys de l’Associació Catalana de Ceràmica, conjuntamente con otros platos de estas mismas medidas y características.

Un plato perdiguero, tal y como se encuentra citado en la documentación de la época, es un plato que mide entre 30 y 35 cm, aproximadamente, medida que corresponde a la de una perdiz, un ave de la familia de los faisánidos -abundante en la Península Ibérica, en estado salvaje, hasta hace pocos años, siendo uno de los principales objetivos en la caza menor, por su interés gastronómico-.

El plato que ilustramos es, como se puede ver, circular con ala y solera cóncava. En el ala presenta una cenefa formada por la sucesión de flores romboidales de cuatro pétalos en negativo, con un círculo y un punto en el centro de cada una de ellas. El centro del plato está decorado con un águila bicéfala rodeada de flores y puntos, mientras que el reverso presenta unas líneas doradas onduladas alternadas con unas concéntricas, y en su centro aparecen dos letras «V» superpuestas, una de ellas invertida.

La técnica del dorado, originada en el mundo islámico durante el siglo VIII, llegó a territorio andalusí durante el siglo XI, siendo, posteriormente, Málaga, Múrcia, Granada y Manises los centros productores destacados. A mediados del siglo XV, algunos alfareros valencianos se instalaron en Barcelona introduciendo la técnica del dorado, que consistía en aplicar una mezcla de varios óxidos metálicos (cobre, hierro, plata…) sobre la cubierta blanca de la pieza que, en una tercera cocción hecha dentro del horno sin la presencia de oxígeno, producía una reducción de los óxidos, lo que provocaba que el cobre quedara en un estado metálico fuertemente adherido a la superficie de la cerámica, dándole esta apariencia dorada.