La exposición reúne a un conjunto de paneles de cerámica de devoción popular de los siglos XVII al XIX, de distintas colecciones. Estas representaciones no sólo presidían lugares de culto, sino también decoraban las paredes de masías, plazas y calles, adquiriendo una nueva dimensión al convertirse en pequeñas obras de arte popular.
Se trata de la muestra de paneles cerámicos devocionales más importante que se ha organizado hasta la actualidad, tanto por el número como por la calidad de las piezas que se han reunido.

La Fundación Mascort expone una colección de más de un centenar de láminas de aves y mamíferos marinos y de las aves más bellas del mundo, seleccionadas por los ornitólogos Josep del Hoyo y Jordi Sargatal. Esta iniciativa se enmarca en el compromiso de colaboración de la Fundación Mascort con la Fundación Philippe Cousteau «Unión de los Océanos» – Espacio Mascort, que próximamente abrirá su sede científica en L’Estartit.

La exposición reúne una cuidadosa selección de cerámica de la colección de Ignacio Brugarolas, en la que destacan los paneles de azulejos catalanes, los aguamaniles y los objetos de cerámica renacentista italiana, así como ejemplares de cerámica española, francesa, holandesa, suiza, persa, china y precolombina.

En 2007, la Fundación Mascort publicó su primer libro Torroella Vila Vella, un proyecto propuesto por Jan Baca Pericot (Terrassa, 1934) y Jaume Bassa Pasqual (Torroella de Montgrí, 1932) a Ramon Mascort Amigó (Barcelona, 1930) con el objetivo de cumplir uno de sus sueños.

El resultado fue un compendio de información sobre el pueblo, un libro de divulgación creado a partir de textos y dibujos que crean una atmósfera adecuada para recordar nuestra historia y así entender quiénes somos y de dónde venimos. También quería mostrar a los visitantes la esencia de nuestro municipio, tan auténtico como atractivo, y así valorar su geografía y arquitectura, que son testigos de nuestras tradiciones y particular manera de ser.

Así que, como dicen sus autores: «Retrocedamos sesenta años… o setenta… ¡Qué suerte haber nacido en Torroella y qué suerte haber vivido aquellos años!»